A veces pensamos que hay momentos en nuestra vida que nada ni nadie los va a poder estropear.
Hay momentos en la vida que piensas que nada va a poder superar el grandioso momento que estás viviendo.
Pero luego abres los ojos,
y ves la cruda realidad.
Hay momentos que no los cambiaba por nada del mundo: un amanecer, un atardecer, la lluvia, una tormenta, la dulce, plena y oscura noche en la soledad de tu habitación...
Sin embargo, hay otros que desearía que nunca acabaran.
Por suerte o por desgracia, no siempre llueve a gusto de todos.
A veces es mejor cerrar los ojos y dejar a la vida pasar.
Aunque a veces va con prisas y no puedes subirte al vagón...
Los trenes sólo pasan una vez;
Y NO ESPERAN.
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