Una mañana oscura, lúgubre, triste, nublada...
Despertó un caballero a su princesa.
La despertó de tal forma que ella no quiso levantarse jamás de su lecho:
la besó y al oido le susurró que se marcahaba para no volver jamás.
La princesa pensó que su vida no merecía la pena
si no iba a tener nunca más al lado a su caballero.
¿Para qué iba a perder su tiempo viviendo momentos
que no podían compartir?
Al mismo tiempo que el caballero se acercaba por segunda vez al rostro de la princesa,
ésta, aprovechando dicho gesto, desenvainó la daga del hombre,
En aquel lecho permaneció el cuerpo sin vida de la princesa
mientras el caballero partía hacia el que iba a ser su destino.
Hacia ese lugar que ni él, ni la princesa ni nadie sabía donde estaba.
Despertó un caballero a su princesa.
La despertó de tal forma que ella no quiso levantarse jamás de su lecho:
la besó y al oido le susurró que se marcahaba para no volver jamás.
La princesa pensó que su vida no merecía la pena
si no iba a tener nunca más al lado a su caballero.
¿Para qué iba a perder su tiempo viviendo momentos
que no podían compartir?
Al mismo tiempo que el caballero se acercaba por segunda vez al rostro de la princesa,
ésta, aprovechando dicho gesto, desenvainó la daga del hombre,
En aquel lecho permaneció el cuerpo sin vida de la princesa
mientras el caballero partía hacia el que iba a ser su destino.
Hacia ese lugar que ni él, ni la princesa ni nadie sabía donde estaba.
Sencillamente una obra de arte.
ResponderEliminar