Pasan cosas en la vida...

Pasan cosas en la vida que te hacen racapacitar.
Hay momentos en tu día que te ayudan a ver.
Pero lo peor de todo es que hasta que no te ves
al borde del acantilado no te das cuenta de todo
lo que puedes perder al seguir comportándote como
hasta ahora lo has estado haciendo; mal...

Sabes que sólo quieres lo mejor para ambos,
sabes que sólo necesitas una mirada para ver lo
que en realidad os hace falta;
sabes que eres tonta cuando la oscuridad te invade.

Te ciegas en ver lo malo en el prójimo, cuando
lo malo reside en ti.

No miras hacia atrás cuando ya pasaste la salida,
pero hay ocasiones en las que si que deberías mirar
hacia atrás a tiempo para que las cosas no se fastidien
como cada día sabes hacer tú.

Sí tú, date por aludida...
Eres tú la que cada a día haces peor las cosas.
Hazme el favor de darte cuenta de todo lo que estás
consiguiendo con tu comportamiento.
Date cuenta de que no haces más que daño.

Sí tú, mírame; hazme caso de una puta vez.
Te habla... su corazón.

Ahora, en este momento, todo cambia...
Todo se está haciendo más lúcido, y, aquel cristal
que nos separaba de la luz del día, se aparta cada instante.
Nos deja mirarnos a los ojos.
Nos ayuda a ser tan felices como quisiéramos ser.
Nos deja libertad para creer el uno en el otro.

A partir de ahora... los dos juntos, aunque en la distancia.
Los dos juntos, desde nuestros corazones.
Los dos solos, pero juntos.

Cambiaré todo lo que hasta ahora nos ha separado a cada momento.
Cambiaré todo lo que hasta ahora ha empeorado nuestras días.
Todo lo que prometí, queda sellado.


Siempre, y para siempre...
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